martes, 28 de agosto de 2007

Técnica

Henri Cartier-Bresson

Descubrimientos constantes en el campo de la química y de la óptica están ampliando considerablemente nuestras posibilidades de acción. De nosotros depende el aplicar estos descubrimientos a la técnica fotográfica para lograr mayores adelantos, pero hay toda una serie de fetiches que se han desarrollado sobre este tema.

La técnica es importante solo en la medida en que uno la maneja para comunicar lo que ve. Debemos crear y adaptar una técnica propia, pero con la intención de hacer efectiva nuestra visión en la película.

Como el resultado es lo único que cuenta, la evidencia decisiva es la copia terminada, de otro modo los fotógrafos nunca acabarían de contar sus historias sobre las fotografías que estuvieron casi a punto de conseguir, pero que en realidad son recuerdos de una visión nostálgica.

Nuestra labor, el reportaje fotográfico, tiene tan solo 30 años de existencia, aproximadamente. Creció gracias al desarrollo de cámaras de fácil transporte, lentes de mayor apertura —y, por ende, mas rápidas— y películas rápidas de grano fino producidas para la industria cinematográfica.

Para nosotros la cámara es una herramienta, no un juguete mecánico divertido. En la precisión del funcionamiento mecánico tal vez obtengamos una compensación inconsciente para nuestras diarias tensiones e inseguridades. En cualquier caso, vemos que lamentablemente hay demasiada preocupación en torno a la técnica y no la suficiente sobre la actitud de mirar.

A un fotógrafo le basta con sentirse a gusto con su cámara y que esta sea apropiada para el tipo de trabajo que desea hacer. Hoy en día el manejo de la cámara, sus stops, sus velocidades de exposición y todo lo demás son cosas que deberían ser tan automáticas como el cambio de neumáticos en un automóvil. No es asunto mío entrar en detalles o remamientos sobre cualquiera de estas operaciones —ni aun sobre las mas complicadas—, puesto que todas ellas están señaladas y descritas con precisión militar en los manuales distribuidos por los fabricantes junto con la cámara y el bonito estuche de cuero. Si la cámara que tenemos es un aparato estupendo, deberíamos tratar de ir un poco mas allá del asunto —por lo menos en nuestras conversaciones—, y lo mismo podríamos aplicar para los comos y porqués de obtener copias bonitas en el laboratorio.

Durante el procedimiento de ampliación es esencial re-crear los valores y el clima del momento en que la fotografía fue tomada; o incluso modificar la copia con el fin de adecuarla a las intenciones que el fotógrafo tenia cuando la tomo. Es necesario restablecer el equilibrio que continuamente el ojo establece entre luz y sombra. Y es por estas razones que en la fotografía el acto de creación final tiene lugar en el cuarto oscuro.

Me divierte a menudo la idea que algunos tienen sobre la técnica fotográfica, un concepto que se manifiesta como un deseo insaciable de obtener imágenes precisas. ¿Es esta la obsesión de una pasión? ¿O es que estos individuos esperan por medio de esta técnica trompe I'oeil asir mas de cerca la realidad? En cualquier caso, están tan lejos del problema real como los de aquella generación que solía dotar a todas sus anécdotas fotográficas con una falta de precisión intencional que se consideraba artística.

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